PEREGRINACIONES
METROPOLITANAS
Ruego disculpen la grosera y torpe
dicción y aún disposición de las líneas que siguen en este extraño relato que
vengo a proponerles, que fue escrito con grande premura y sin tiempo para las
debidas correcciones a las que debiera sujetarse cualquiera tratado que
aspirase a ser tenido como tal. Pero es que he visto como cosa muy a propósito
escribirlas como información y denuncia, pero también como desahogo personal, imprescindible para salvaguarda de mi
asendereada y ya maltrecha salud
emocional, sobre las peregrinaciones –metropolitanas- de un servidor de ustedes
por las nunca suficientemente ponderadas Administraciones Públicas de nuestra gloriosa
y amada ciudad, que no son sino hijas ineluctables de las que mantienen con
tanta bienaventuranza en vilo al no menos querido país de nuestras entretelas.
No
sabría por dónde comenzar, tras haber entrado ya el quinto año de Nuestro Señor
en la tortuosa era de las perennes, inefables y extenuantes obras del
Metropolitano de Granada. Así las cosas, mis peregrinaciones (y las de otros
compañeros de calamidades, cataclismos y desdichas) de Administración en
Administración, no alcanzan a envidiar una higa a las célebres Peregrinaciones de Childe Harold, de
nuestro exquisito y no menos estimado y siempre releído e inolvidable poeta de
poetas Lord Byron.
Cuentan las malas lenguas que un
día, una vez fundada la Asociación que suscribe por mi infausta y torpe mano este breve esbozo de calamidades y ruina
a la que, junto a sus representados, está inevitablemente suscrita, decía que,
comenzaron los viajes, las idas y venidas que Odiseo o Ulises en su bienquista y
excelente y extraordinaria Odisea, o Eneas en su gloriosa epopeya que relata el
inmortal Virgilio en su Eneida, nada tendrían que envidiar en raros
aconteceres, enigmáticos encuentros, crípticos diálogos y engañosas y ridículas
sucesiones de travesías y expediciones sin cuento, de las que pasaré muy
brevemente a relatarles (no podría ser si no muy sucinto, ya que de otra manera
serían generaciones varias y posteriores las que estuviesen en disposición de
acabarlas en su prolijo por no decir inacabable relato, pues en realidad así
son de extraordinariamente complejas e increíbles para cualquier juicio
equilibrado).
Como sé de muy buena tinta que la
travesía por este desierto metropolitano es de todos bien conocida, pasaré a
hechos muy puntuales, para que sirvan de recordatorio a los ya advertidos y aún, inevitablemente,
pacientes sufridores; mas también de aviso para incautos navegantes que no
supieran del azote y plaga bíblica que, con tanta paciencia como estúpida
mansedumbre, llevamos padeciendo en el discurso de estos cinco años con
resignación inusitada.
![]() |
| El portentoso Transiberiano |
Así, las innumerables idas y venidas
a la mal llamada Administración Autonómica se tradujeron en la voz que clamaba
en el desierto: retrasos, nuevos retrasos, más retrasos, flamantes y más
desvergonzados retrasos en la ejecución de este nuevo proyecto que, las
pirámides de Gizeh no pasarían sino por un juego de mocosos en la puerta de uno
de los excelsos colegios públicos que informan y educan tan logradamente a
nuestras generaciones recientes de infantes, siempre tan mal humorados, por
cierto. El proyecto y realidad del Transiberiano ( Транссибирская
магистраль, Транссиб, para más información), con una extensión de 9,288 km (que
atraviesa la mayor parte de la que fue Asia soviética,
pasa por ocho zonas horarias y cuyo recorrido demanda cerca de 6 días de viaje,
constituye el servicio continuo más largo del mundo, terminada, además en el
período de unos 25 años), pues bien, como decía, fue cosa de mentecatos ineptos
en comparación con este portento de la ingeniería futurista de nuestro nunca
suficientemente ponderado metro de Granada: rondamos ya la década de ejecución
para veinte y pocos kilómetros: oiga, por favor, un respeto. Pues bien, sí
puedo afirmar que los kilómetros que anduvimos por los pasillos de esta
Administración pueden acercarse más a los recorridos por el portentoso Transiberiano
que al inescrutable metro de la noble y malograda ciudad nuestra, residencia de
Reyes y cuna de artistas y enormes y fecundos escritores, y todo con el
resultado estéril traducido en el cierre de más de mil negocios y empresas en
el trazado sólo de Camino de Ronda y calles adyacentes.
Pero la cosa no habrá de terminar aquí,
para tortura y suplicio nuestros (los indagadores viajeros y, desde luego, los
sufridos comerciantes, empresarios y vecinos de la ya denominada zona cero),
pues, luego, habríamos de pasar por la cámara de los horrores del también muy
mal denominado Ayuntamiento, si lo aceptamos con la acepción de la Real
Academia: Corporación compuesta de un alcalde y varios concejales para la
administración de los intereses de un municipio; aunque si nos hacemos entendedores de la
primera definición, quizá case más óptimamente : Acción y efecto de ayuntar o ayuntarse, para mayor beneficio propio
y despropósito ajeno. Y digo que nos parece que no han sido menos las leguas
recorridas por los pasillos del Consistorio por estos ingenuos que pensaban que
el político estaba al servicio público.
Voy a proponerles
un mínimo ejemplo de la eficacia de nuestras insignes y preclaras
Administraciones Públicas: Iluminación en Camino de Ronda, desde el puente del
río Genil hasta la glorieta del helicóptero, –símbolo del exquisito gusto estético de
nuestros imponderables servidores públicos- (y consecución por Avenida de
América hasta Andrés Segovia), total, unos 500 metros mal contados y peor
avenidos.
Día uno: meses de marzo y abril del presente
año de Nuestro Señor Jesucristo: Junta de Andalucía: -la instalación eléctrica
está terminada. No podemos dar la luz hasta que industria no dé el visto bueno.
Después de visitas imposibles de computar con
éxito sin utilizar el Depp Blue (supercomputadora de IBM que pudo ganar a
Kasparov al ajedrez): -todavía no, aún no, os avisamos cuando esté, es que
Industria tarda, mañana me llamáis o mejor la semana que viene….
Un día después de casi ocho meses: -¡Ya ha dado
visto bueno Industria! -¡Oh Cristo! ¡Bendito seas por los dones concedidos!
Pues, entonces, den ustedes el paso de fluido, por compasión. -No. Es el
Ayuntamiento quien debe contratar el paso de electricidad.-¡Zeus omnipotente!
¡Qué competencia, qué jurisdicción tan coherente, qué coordinación tan
admirable, qué idoneidad tan sublime y manifiesta!
Mientras tanto se
producen varios asaltos a los pocos negocios vivos de la zona cero: revienta
puertas, se llevan enseres varios (ordenadores, mobiliario, productos de
venta…¡por Dionisios, ni el seguro se hace cargo de los gastos por el destrozo.
Nuevos pleitos! Asaltan a algún viandante aprovechando la misma oscuridad
tenebrosa del averno instalado en esta zona.
Se les avisa a las Administraciones de la
situación: -¡Qué barbaridad, qué tiempos vivimos! Nos responden.
![]() |
| Lo que pudiera ser, si Dios no lo remedia, nuestro metropolitano |
Así pues, vamos a
nuestro ilustre Ayuntamiento. – Querido Señor Concejal Tal, nos dice la insigne
Junta de Andalucía que sois vos quien debe dar el paso al fluido eléctrico,
pues ya es terminada la instalación –Estimado amigo, -nos responde- ya le diré
algo, en cuanto hable con la persona relacionada con el asunto. Pasan semanas
sumidos en la oscuridad dantesca; los damnificados oran a los dioses porque
Caco (o los cacos) no sigan haciendo su agosto en los meses de octubre y de
noviembre, que este ya se aproxima. Infinidad de llamadas telefónicas
(sufragadas por quien suscribe estas líneas con no poca penuria económica y
moral) y correos electrónicos (contestado alguno, sin contestar, los más).
Un día (¿glorioso?) me responden de la
Concejalía Cual: -Nuestra concejalía dice que no se puede dar la luz. La Junta
tiene que subsanar deficiencias en el tendido. ¡Horror, cómo es posible!
Volvemos a la
Junta de Andalucía para decirle que hay deficiencias. La Junta: -No hay tales
deficiencias. Volvemos al Ayuntamiento: -Hay deficiencias. Un millón de
llamadas y viajes. Después se reúnen (¿casualmente?) ambas miríficas
Administraciones. La Junta: -Ya está arreglado, el Ayuntamiento tiene buena
disposición para solucionar el problema. –¡Será verdad, pensaba con grandes
dosis de ingenuidad quien les habla!
Llamo al
Ayuntamiento. Concejalía Esta: -Llame usted mañana que estará el Señor
Concejal. Después de varios mañanas llamando, indescriptible novedad: me
contestan. –Estimado ciudadano, la Concejalía Nuestra ha dado el visto bueno
para que se active el paso de fluido eléctrico. -¡Oh Virgen Santa! ¿Es cierto?,
pensé. –Pero, añadía nuestro eximio Concejal, tendrá que remitirse a la
Concejalía Otra para que le digan cuándo verán vuesas mercedes la luz
prometida.
Agotado por tanta
solicitud y competencia, acudo a la Otra Concejalía para que me den fecha
(rogando que no fuera la del Juicio Final, prometido por el fiero Libro de Las
Revelaciones, más conocido por Apocalipsis). Sepetecientas llamadas después me
contestan de la noble institución: -Sí, se hará la luz, ya le diré en unos días
cuándo. Semanas después: - Sí, tendrán luz, cuando coordinemos con la otra
parte (la parte de la otra parte contratante, diríase del inefable Grucho Marx)
la desinstalación de la luz que ahora hay –no sé a qué luz se refiere, ¿la luz
interior que nos conduce para no volvernos tarumba con tanta e imponderable
competencia? -No, seamos justos, se trata de la luz provisional puesta hace
tres años, y que hace a su vez que veamos con la claridad propia de boca de
lobo, sin contar que ya están aquellas luces en buena parte fundidas,
seguramente por tanta e infinita paciencia nuestra y por la ilustre competencia
y no pocas mercedes recibidas por las
Administraciones, suyas, que no nuestras.
A fecha de hoy,
seguimos sin luz, sin negocios, sin seguridad, sin esperanza, sin paciencia y sin fe ni en el silencio de los
sepulcros: ¡Loadas sean nuestras Administraciones Púbicas, perdón, no queremos
decir –apuntar- tan bajo, son Públicas, quizá como aquellas casas!
![]() |
| Lo que ahora mismo es nuestro metropolitano |
Esto es sólo una
exigua muestra del sufrimiento padecido. Podríamos hacer acopio de tantas y
tantas atrocidades y atropellos dura y forzosamente tolerados, que faltaría
papel y tiempo para trascribirlas todas
en este universo mundo que habitamos. De lo que hablo lo saben bien todos los
que han padecido durante (ya entramos en el quinto año en Camino de Ronda, les
recuerdo) tanto tiempo en tal e innumerable consecución de despropósitos,
arbitrariedades, injusticias y ultrajes sin cuento
![]() |
| ¿Lo que pudiera ser el metropolitano? |
¿Hasta cuándo piensan que podrán soportar sus
sufridos administrados una situación del todo incalificable, de indescriptibles
miserias, mentiras, desventuras y desdichas no buscadas, sino muy al contrario:
por las que fuimos inopinadamente condenados por las excelencias ofrecidas por
nuestras estimadas Administraciones Públicas a las que no podemos pedir que
Dios confunda, porque acaso eso es del todo imposible, digo de llevarlas a
mayor extremo de confusión del que ya se placen y tan gratamente se entretienen.
Juzguen ustedes, pacientes lectores, y sufridores muchos de tan injusta
situación, si esto tiene algún sentido en el mundo de los viajes espaciales, de
las navegaciones internáuticas y del conocimiento de los entresijos del código
genético. No obstante, será siempre bueno no olvidar estas epopeyas que el
pueblo llano sufre (que les votaba con buena fe y que ahora, me consta, que
otra fe es la que les mueve: botar a quienes le sojuzgan con tanto y vil
desprecio) que el pueblo llano, digo, o la ciudadanía, viene sufriendo tan
alevosa, indigna e impunemente en virtud de tan alta e imponderable eficiencia,
desbordada sensibilidad y, sobre todo, inconmensurable competencia por parte de
nuestras encarecidas, encomiadas y amables Administraciones Públicas. De las
que Dios nos guarde a todos muchos años.





No hay comentarios:
Publicar un comentario